Hay infinidad de situaciones que requieren específicamente de mujeres intérpretes y sin embargo esto no se tiene en cuenta, quizá porque la interpretación como tantos otros campos está dominada por instituciones masculinas. 

Cuando me formé como intérprete, me sorprendió enormemente saber que había hombres haciendo de interpretes en los partos por ejemplo, con todo lo que sabemos científicamente sobre la presencia de extraños en el parto y su influencia hormonalmente cuando las mujeres se pueden sentir expuestas o vulnerables y no querer la presencia de un hombre en esa situación. 

​Más tarde descubrí problemas, cómo tener a un intérprete hombre traduciendo a una víctima de violación en un idioma de una comunidad bastante pequeña en el país dónde ocurrieron los hechos. 
También me encontré con la falta de información sobre trauma, estrés post traumático, vulnerabilidad, acoso sexual a menores y otros particulares a la hora de traducir, haciendo la experiencia muy difícil para las mujeres contratantes. 

En ocasiones hay refugios de mujeres exclusivos para mujeres donde se necesita que la profesional sea una mujer consciente de la opresión que sufren las mujeres y lo que significa para ellas ser supervivientes. 

Necesitamos además tener en cuenta la salud mental de las intérpretes y saber de antemano lo que el trabajo va a suponer, ya que muchas interpretes somos supervivientes de violación . 
Nos encontramos además con textos y situaciones intraducibles por la imposición social de la ideología de genero algo sobre lo que deberíamos pronunciarnos porque es un ataque al lenguaje y un despropósito

a la hora de traducir e interpretar. 

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Por todo ello y mucho más creo en la necesidad de agruparnos y promovernos como intérpretes y traductoras feministas. Y agradecería que nuestras compañeras nos contrataran de manera prioritaria para sus asociaciones y eventos.