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Foto del escritorMara rO

Actualizado: 13 feb 2023



La frase normalmente dice “lo que no se nombra no existe” y a veces siento como demasiado coincidente la desaparición de las mujeres en según que comentarios o situaciones.


Y eso me ha pasado con el actor Telmo Irureta quien recogió el premio al actor revelación ayer en la noche de los Goya, y lamentó ser una aguafiestas, pero llámenme oprimida o feminista o vieja o bruja…necesito reclamar por la parte que me toca.


Empiezo por decir que cuando visito España aún me choca el paternalismo con el que veo que se trata a las personas con discapacidad, pero mi país siendo tan proclive a los contrastes extremos lo mismo llama a alguien “campeón”  por ir en silla de ruedas que le coloca coche encima de la acera impidiendo su paso o si hace falta invade los espacios designados para personas con discapacidad.


Y es en este contexto social que voy a decir lo siguiente y es lo que mi me atañe en tanto que mujer y feminista. También en el contexto cultural de un país donde la prostitución genera 4.210 millones de euros al año e incluye a niñas.


La película por la que gana el Goya el señor Irureta y a cuyo personaje se refiere en su discurso, es una película en la que por la sinopsis un chico discapacitado entabla amistad con una chica a la que paga por manetener relaciones sexuales.


Ante la frase “Nosotros también existimos y también follamos” no puedo evitar pensar ¿por qué no habría de follar una persona con discapacidad faltaría más” .Pero considerar que eso es el reivindicar el derecho a la sexualidad es preocupante…El derecho a la sexualidad se refiere a poder disfrutar de ella libre de coacción, discriminación o violencia y aquí viene el elemento invisible de esta reivindicación vestida de progreso. Lo que esta película y por ende su actor al referirse a su personaje articulan es que su derecho a follar es en realidad el privilegio de follar, es decir el pagar a una mujer, es el violar pagando. Eso es explotación.



Nadie tiene derecho a follar entendiéndolo como “si quiero follar he de poder hacerlo” todos y todas tenemos derecho a una sexualidad sana y libre y ojalá todos y todas encontráramos con quien disfrutarla en igualdad de condiciones, no siempre ocurre ni muchísimo menos, pero aquí lo que se invisibiliza es que la sexualidad libre y sana de las mujeres prostituidas no importa, es más se debe sacrificar para que otros puedan follar y una vez más en estos retorcidos tiempos que vivimos, nosotras somos unas desalmadas por reclamar nuestros derechos o nuestros sentimientos.


Parece mentira que ya andemos por el siglo XXI porque seguimos pisoteando a las mismas de siempre, eso sí aquí cada vez hay mas derechos a reivindicar a costa de que desaparezcan los nuestros.


Revisen un poco lo que aplauden y lo que consumen, cualquier día se darán cuenta de que por mucho que les pongan Pretty Woman a las tres de la tarde y les digan que es una comedia romántica no deja de ser un relato de poder, violación y explotación que sufren niñas y mujeres de todo el mundo para que todOs puedan follar.


Pero más claro y mejor que yo lo ha expresado ya la filosofa feminista Ana Pollán



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Actualizado: 13 feb 2023



Hace ya algunos años escribí un libro titulado Madre, el último tabú.


Como educadora perinatal y activista contra la violencia obstétrica, desde Reino Unido pero especialmente en países de habla hispana, me encontraba una y otra vez con la poca atención que recibían las madres que sufrían abusos en los paritorios, y no entendía que la misoginia que censuraba a las madres lactantes en redes y las echaba de establecimientos no se encontrara con todas las asociaciones feministas de frente. Comprendí que por trayectoria histórica inevitablemente la maternidad en el feminismo era una especie de trauma colectivo y con razón.

Cuando desde el movimiento internacional que fundé contra la violencia obstétrica, La Revolución de las Rosas, decidí utilizar el día 25 de Noviembre como fecha anual para esta reivindicación para enmarcarlo dentro de las violencias machistas también encontré oposición, y ahora me hace gracia pero me alegra cuando alguien me viene a explicar que el 25N es también el día de la violencia obstétrica. Por estas cuestiones y la mofa que varias de nosotras sufrimos por parte de feministas de renombre al reclamar nuestros derechos cuando decidíamos ser madres, escribí ese libro que como digo se llamaba Madre, el último tabú.


Llevo ya varios años un poco más alejada de cuestiones de partos y más vinculada a la liberación de las mujeres en general y siendo voluntaria a nivel internacional por la causa feminista. Y no sólo he reconciliado posturas con aquellas feministas sino que las he apoyado, defendido y promovido.

Y por experiencias recientes y al ver como han cambiado ciertas actitudes, y tal y como mencionaba Julie Bindel recientemente en un artículo, yo también tengo que dar “gracias” al transactivismo porque siento que nos ha llevado a las feministas a poder retomar la lucha por nuestros derechos sobre nuestro cuerpo, un tanto aparcados desde que lo hicieran nuestras compañeras de la segunda ola incluyendo de nuevo en la agenda cuestiones de partos y maternidad.


Este año en FiLiA tuve la oportunidad de hablar sobre la violencia obstétrica desde la perspectiva de la constante apropiación de nuestros cuerpos y la aniquilación o reapropiación de los procesos exclusivos de las mujeres. Pero desde que he llegado de la conferencia mis reflexiones por un conjunto de hechos en redes me han llevado a constatar que el último tabú tal y como expuse en mi última charla es en realidad el que las mujeres seamos propias y dejemos de sentir la obligación de complacer a los hombres.



El famoso cuarto propio, sigue con la puerta abierta, nos han instruido de tal manera, que cerrarla a nivel político o personal se nos hace imposible.


La preprogramación que nos susurra “egoísta” cuando hacemos algo para nosotras mismas es la misma que nos impide crear nuestros espacios exclusivos por sentirnos misándricas. Con el mito de la libre elección muchas de nosotras nos hemos justificado diciendo que nos vestimos o maquillamos para nosotras mismas. A nivel político me encuentro una nueva capa  de ceguera de quienes creen que incluimos a los hombres desde una capacidad especial feminista para poder hacerlo. O desde una utopía de colaboración. O si vamos más allá las neoliberales nos exigen que el movimiento se ocupe de todas las causas porque nuestro movimiento tiene que ser de naturaleza inclusiva, esto que a nivel político disfrazan de revolucionario a nivel personal es el multitarea de toda la vida y la mujer cuidadora y comprensiva cargada con todo y lo suyo lo último.


La cuestión, como grité en mis redes el otro día es que si no podemos tener espacios políticos exclusivamente de mujeres ¿cómo vamos a pelear por los espacios físicos?

Seguimos asumiendo la tarea de incluirlos, de pelearnos por incluirlos o no.

En un patriarcado cualquier espacio es ya masculino a no ser que determinemos la exclusión de los hombres. Las mujeres estamos por defecto permanentemente excluidas del mundo.



Establecer rangos entre hombres buenos y malos y ofrecer altavoces para aquellos hombres que hagan el más mínimo esfuerzo por lo que debería ser lo normal me parece un fracaso.

Tal y como dije en mi ponencia, debemos, y me incluyo por supuesto, luchar contra la imposición aprendida de tener que complacer a los hombres. De tener que ceder espacio, sea en el autobús o en un congreso.

No puede ser que seamos tan sumamente críticas con otras mujeres por sus elecciones vitales y cedamos tan fácilmente ante aquellos nacidos y criados en el privilegio sobre nuestra opresión.

Y no aplaudir, no invitar, no amplificar a un hombre en patriarcado ni siquiera se acerca a ser excluyente. Si tenemos claro que reclamar los aseos públicos, las cárceles y los probadores como espacios necesariamente exclusivos no es un acto de odio, seamos coherentes y empecemos con lo más básico.






Lo que digamos las mujeres tiene que ser importante por si mismo, la lucha es nuestra y si algo he aprendido después de trabajar en una organización feminista solo con mujeres y pasar tres días con 1.750 compañeras (muchas de ellas con diferencias políticas de años) es que para mí ya no hay otra forma de buscar nuestra liberación.



Y como he dicho muchas veces, aunque me pasara el resto de mi vida, leyendo sólo a mujeres, viendo cine de mujeres y escuchando sólo a mujeres, ni siquiera así me recuperaría de los 48 años de propaganda patriarcal a la que he sido sometida.


El último tabú es poder cerrar la puerta de cuarto propio desde dentro y la llave ya la tenemos.






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Foto del escritorMara rO

Actualizado: 13 feb 2023

Ayer mi hija y yo entramos en una cuenta de correo electrónico que yo había creado para ella antes de que naciera, en la que había emails con fotos, videos y cartas de sus hermanos de mi y de su padre y sus abuelas. Hoy antes de salir a celebrar una fiesta por su undécimo cumpleaños, comparto aquí un email que encontré ayer y que le escribí cuando ella tenía 4 y yo 42...


Querida hija te voy a contar un secreto para que lo sepa todo el mundo: La vida, como tú, es cíclica y una se muere en línea recta.


Tu cuerpo cambia constantemente. Tu peso no será siempre el mismo.

Tus formas serán redondas unas veces y angulosas otras y además son tridimensionales no una foto, y la percepción que tenga de ti la gente cambiará y pasará por mil filtros y necesidades emocionales, la percepción que tengas de ti misma también cambiará y dependerá de otros tantos filtros.

Tus relaciones serán diversas y nunca permanentemente estables, incluso las amigas de toda la vida aunque siempre estén ahí, como el mar también tendrán sus olas y por tanto sus propios vaivenes, tú también los tendrás.

Tus amores serán a menudo un espejo de tus propios cambios y como dijo un cantautor brasileño, el amor siempre es eterno mientras dura y es importante que así lo creas, pero también es importante agradecer lo vivido con cada persona o al menos si no queda nada más, agradecer lo aprendido.

Tu cara adquirirá colores, matices, expresiones y con suerte perderá enfados y alguna que otra mueca.

Tus gustos serán variados y evolucionarán y retrocederán.

Tu necesidad de estar sola o acompañada dependerá de tu edad, tus aprendizajes y situaciones.

Tu vida con suerte será algo así como un edredón de esos hechos de infinidad de trozos con recuerdos y texturas diferentes y con el que te puedas proteger cuando te despistes y tu alma coja frío.

A veces me necesitarás desesperadamente hasta el dolor y otras no querrás hablar conmigo, yo jamás te abandonaré y sin embargo habrá ocasiones en las que no podré estar contigo o no podré ser la mujer que tú esperas.

Tus hermanos serán amigos, apoyos esenciales y en ocasiones también los sentirás lejos.

Tu padre te amará siempre con locura como lo hace ahora, pero pese a ello a veces os acercareis y distanciareis, y quizá buscaréis cosas que el otro en ese momento no os pueda dar. Papá jamás te abandonará pero la vida para él también viene y va como para todos los seres que la integran.

Si algún día decidieras tener un bebé descubrirás este secreto en su práctica, porque descubrirás como yo que ni con todo el amor del mundo se puede parar el tiempo ni hacer que todo sea siempre igual y entonces cuando sepas eso descubrirás que como ahora te cuento la vida es cíclica, como tú, y una se muere en línea recta. Y entonces abrazarás cada cambio y vaivén, echarás en falta y esperarás de nuevo, confiarás en la siguiente ola y a que pase esta, y así una y otra vez porque así será como sabrás que estás viva y entonces lo agradecerás todo, hasta las cicatrices y ausencias, porque ese todo lo es todo y además eres tú.



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