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Foto del escritorMara rO

Yo sólo veo diosas-Una crónica de mi viaje a España para la manifestación abolicionista

Actualizado: 13 feb 2023


Este articulo es una traducción de mi original en inglés publicado en FiLiA


En estos días en los que incluso un término como “identidad” se ha corrompido, pienso en la mía, que siempre ha sido algo confusa, nací en Alicante, España, pero me mudé a Londres cuando tenía 18 años, durante el confinamiento, junto con mi familia, me mudé a Glasgow, y como feminista estoy hecha de lo que he aprendido de muchas mujeres que conocí desde que llegué a Inglaterra y me inspiraron, del cálido y encantador apoyo de mis hermanas feministas escocesas y de la fuerza de las mujeres españolas que conozco. Soy una orgullosa voluntaria de FiLiA una organización que se compone de muchas mujeres de todas partes del mundo, pero sigo totalmente conectada con los problemas de mis hermanas en España, porque culturalmente soy consciente de ellos, son parte de quién soy y trato de apoyarlas de la mejor manera posible. Así que cuando se estaba organizando una manifestación nacional por la abolición de la prostitución para el 28 de mayo en Madrid, sentí que tenía que estar allí. Y me gustaría decir que estoy muy agradecida a FiLiA e Igualdad Raspeig en especial, pero también a todas mis hermanas por el apoyo que hicieron posible que yo pudiera estar allí.


Fue un viaje de última hora y tal como solemos ser mi cultura y yo, fue intenso y emotivo.



La manifestación fue organizada por Plataforma de Mujeres para la Abolición de la Prostitución (PAP) y apoyada por 175 asociaciones feministas de todos los rincones de España. Se habían contratado autobuses desde las principales ciudades para llegar al centro de España, la Plaza de Cibeles en el centro de Madrid y el plan era caminar hasta Plaza España a través de la Gran Vía, la avenida más popular de la capital. Tomé un vuelo a Alicante el viernes por la noche y a través de una conversación muy apresurada con Marta de Igualdad Raspeig en twitter conseguí un espacio en el “autobús feminista” como yo lo llamaba. El autobús salía de Alicante el sábado a las 6 de la mañana. Sin apenas dormir y aún a oscuras me encontré con todas las mujeres que esperaban el bus y que parecían tan dormidas como yo en ese momento. Aparecí con una bandera improvisada que hice con nuestro fabuloso trapo de cocina de la artista Emma Dolan y usando el palo de una red de pesca.


Autobús feminista abolicionista alicante manifestación 28M

Se intercambiaron algunos tímidos “buenos días”, y muchas de las mujeres se sorprendieron cuando dije que venía de Glasgow. Todavía estábamos hablando en voz baja y sólo con las que estaban a nuestro lado al comienzo de nuestro viaje, me dieron la oportunidad de presentarme con el micrófono en el autobús y muchas mujeres me reconocieron por seguirme en redes sociales. En la única parada de nuestro viaje, a las 8:30 am, me di cuenta de que una de las pasajeras era una mujer que no veía desde hace 27 años, cuando ninguna de las dos éramos feministas, y ella era amiga de mi hermano mayor, por aquel entonces yo tenía solo 20 años. Ana Fernández. No podíamos creerlo. Fue sólo el comienzo de un viaje muy emotivo, pero los viajes de las mujeres a menudo lo son.



Ponerse al día, por supuesto, implica intercambiar fotos de niños, reflexionar sobre los altibajos de nuestras vidas, pero también revelar nuestra ira, compartir lágrimas, insultar al patriarcado que nos llevó directamente al presente como una explicación de lo que nos hizo sentarnos en ese autobús que va a Madrid.


Pero los ánimos empezaron a calentarse y nos animamos a ensayar algunas de las consignas que íbamos a gritar más tarde, unas más irónicas que otras, unas con más rabia que otras, pero todas ellas expresando nuestra verdad colectiva de la que nunca se habla lo suficiente.


Llegar a Madrid y ver todas las banderas feministas, los diferentes logos y ciudades unidas por la paleta de colores sufragista, fue como ver un león despertarse en una jaula preparándose para rugir.

Ya sin sueño, y con algún café, la energía entonces se veía claramente, otras mujeres de todas partes de España nos saludaban camino al punto de encuentro. Mientras caminábamos alguien vino y se ofreció a pintarme la cara con maquillaje morado, entonces Pepi la increíble organizadora de nuestro grupo repartió carteles, me pusieron uno en el cuello que decía: “No se nace puta, el patriarcado te lleva a serlo"



Mara Ricoy Matriactivista con la bandera de FiLiA en la manifestación feminista abolicionista


rituales para guerreras de una guerra que nunca empezamos, que nadie ve.

Y en medio de la emoción de esperar a que llegaran todos los buses para iniciar la marcha, una observación muy tangible y mundana, hacía mucho calor, demasiado calor. Madrid hervía a 34 grados centígrados, y sin apenas sombra durante toda la marcha. Las principales carreteras que atraviesan Madrid habían sido cortadas para nosotras, la prensa ya estaba allí.

Fui entrevistada por uno de los principales canales de televisión, la emoción de que nuestras voces fueran escuchadas era palpable, en todas nosotras, también en mí al hablar con la periodista, y la sororidad también. La prensa me preguntó por los motivos para estar allí y yo recalqué que la abolición era algo que mis compañeras en España venían pidiendo desde hace años y que la manifestación era un recordatorio ante la falta de acción sobre la LOASP. La LOASP es una propuesta de ley abolicionista creada por una plataforma de asociaciones de feministas y mujeres formada en 2002, en la que llevan trabajando desde 2019, una ley que esperamos ver hecha realidad. También le comenté a la periodista sobre la necesidad de deconstruir toda la estructura que sustenta la prostitución y la opresión de las mujeres.

Rápidamente pregunté qué cuándo iba a salir al aire la entrevista, “en las del mediodía” me respondieron.


Luego vinieron los abrazos y las sorpresas mientras esperábamos para empezar la marcha, mujeres que sólo conozco virtualmente aparecían ahora frente a mí, muchas de mis admiradas compañeras ahora se volvían reales, nuestras voces se unían tomando las calles.

La única representación del actual gobierno que reconocí entre la multitud fue Carmen Calvo, ex vicepresidenta, y quien me pareció estar más en calidad de mujer y feminista que política, o al menos eso fue lo que sentí cuando la vi con las demás. Carmen Calvo es del PSOE, un partido de izquierda que actualmente gobierna en coalición con Podemos, un partido populista comunista que se dice feminista, pero según muchas mujeres en mi autobús es ahora la mayor decepción y traición al feminismo en la historia de España. Y probablemente eso fue lo que me hizo sentir que Carmen Calvo estaba allí más como mujer y feminista que en una representación oficial de su partido, ella siempre ha dejado claro y en público que está en contra delas leyes de autoidentificación y la ideología de género. Algo que Podemos está intentando implantar en España. Sin embargo, cuando la prensa le preguntó, por supuesto, inteligentemente dijo que el PSOE es abolicionista.


Mientras caminaba por la marcha, los eslóganes sonaban fuertes y poderosos a pesar del calor y el cansancio, me empecé a preocupar por mí y mis compañeras mayores allí, cuando vi una ambulancia que se acercaba a la manifestación... Más tarde supimos de pequeños incidentes de golpes de calor, pero la voz colectiva persistió, con recordatorios sobre la necesidad de desenmascarar a los proxenetas y hombres que acuden a prostitutas. El grito más significativo fue “Putero pagando también estás violando” y el que me dio escalofríos fue “cuidado podrías tener un putero a tu lado” Y esa fue la sensación más evidente que tuve cada vez que miraba las expresiones confusas de todos esos hombres en la acera mirándonos fijamente, cuántos de ellos son partícipes de este crimen, cuántos de ellos eufemísticamente en bromas, comentarios y silencios, están siendo constantemente cómplices del sufrimiento de las mujeres, cuántos de vosotros hombres, fuisteis iniciados en el sexo violando y pagando, cuántas de esas violaciones fueron percibidas como parte normalizada de lo que hay que hacer, cuántos de los que pasan junto a nosotros, hombres de familia, hombres de negocios , jóvenes, viejos, creen que eso es normal, natural y positivo, y que esclavizar a las mujeres para su placer y abuso es parte de (su) vida.


Tuve que tomarme un descanso porque me sentía bastante mal con el calor, pero quería estar allí, quería gritar, estaba rabiosa, rabiosa con los transeúntes por no estar tan enfadados como yo, rabiosa con los jóvenes británicos que al no entender lo que estábamos haciendo, se mofaban mientras caminaban a través de nuestra marcha, estaba rabiosa como lo estoy todos los días con un mundo que sabe de la explotación de las mujeres y no sólo la observa y calla sino que participa y se beneficia de ella.

Estaba enfadada también con el pobre tipo que apenas hablaba español e intentó hacer caja en la marcha vendiéndonos pañuelos feministas -”Un hombre vendiéndonos nuestro feminismo”-pensé, qué metáfora tan perfecta sobre el estado político de la situación actual.

También me enfadé con quienes leyeron el cartel que llevaba puesto y torcieron la cara en disgusto, porque “puta” como palabra en español es tan usada y abusada como las mujeres que se nombran con ella. En español para insultar a alguien se dice “hijo/a de puta” algo que las feministas ahora hemos cambiado por “hijo/a de putero”.

Cuando algo es muy bueno en español se dice “de puta madre”.

El lenguaje para mí, como intérprete, es la expresión de la cultura, y la prostitución es parte de la cultura de España, banalizada, normalizada, mofada e integrada. No en vano, es el segundo país europeo con mayor número de hombres pagando por abusar de mujeres, los datos de 2009 sugieren que hasta uno de cada tres hombres españoles había pagado por “sexo”, y otro que la cifra puede llegar a 39 %. En 2011, un estudio de las Naciones Unidas citaba a España como el tercer mayor centro de prostitución del mundo, por detrás de Tailandia y Puerto Rico.

Actualmente, la prostitución no está regulada en España, y no hay sanción siempre que no se realice en espacios públicos, lo que ha dado lugar ahora a un tipo diferente de proxeneta que también es un “casero”. La industria ha tenido un gran auge desde su despenalización (1995) y se estima que alrededor de 300.000 mujeres son prostituidas en España.

Esto genera 5 millones de euros al día, y las mujeres prostituidas son pobres, echad la cuenta patriarcal, siempre funciona, un ganador a costa de multitud de víctimas, y quién es quién es algo que se decide por la cuestión ineludible y binaria de tu sexo al nacer. Nada remotamente lógico, justo o saludable en tal ecuación.

Y no es casualidad por tanto que el 28M sea el día internacional de acción por la salud de la mujer. Estaba pensando en todo esto cuando me

encontré con el grupo más pequeño de mujeres dentro de la marcha, tan solo dos de ellas con una pancarta que decía “supervivientes por la abolición” sin darme cuenta, había encontrado el corazón de la manifestación. Ellas eran, Kamilla Ferreira y Carol L., me presenté gritando por encima de los intensos tambores feministas y les pregunté, al igual que a todas las demás “¿por qué estáis aquí?”, y entonces fue cuando la realidad me golpeó más que todo el calor que estaba experimentando. Una hermosa y sonriente mujer con un fuerte acento portugués dijo: “Soy Kamilla, fui traficada y sacada de Brasil cuando tenía 14 años” para después pasar a enumerar todos los países a los que fue llevada y explotada, Chile, México, Tailandia… Yo apenas podía seguirla en ese viaje al infierno, mi estómago y mi corazón parecían haberse detenido al pensar en una niña de 14 años separada de su familia para ser violada durante 30 años... La miré sin palabras y todo lo que pude hacer fue darle un abrazo, luego señaló a una mujer que estaba detrás de mí y dijo: “ahí está la que me salvó, la verdadera heroína”, la mujer señalada rechazó humildemente cualquier crédito. No llegué a saber su nombre, pero sí que es la jefa y colega de Kamilla. Me dirigí a ella y le pregunté sobre su amistad y me habló con mucho amor y admiración de Kamilla, me contó sobre su trabajo y también que Kamilla está estudiando tanato-estética (maquillaje mortuorio) y agrega: “Kamilla dice que prefiere a los muertos, ya que los vivos le han hecho demasiado daño”.

Todavía procesando cada palabra, posé junto a ellas para una foto




Manifestación feminista abolicionista supervivientes 28M

antes de hablar con Carol, a quien conozco de redes sociales, aunque más tarde en el autobús descubrí que no apenas la conozco, tras leer su historia en un artículo, ni siquiera puedo comenzar a comprender cuánta violencia puede soportar una mujer en una vida y seguir de pie, y estar allí para las demás, luchando por nuestra liberación.

Le pedí a Carol su opinión sobre la narrativa que dice que las abolicionistas no tenemos derecho a hablar en nombre de las mujeres prostituidas, ella dice claramente que es absurdo, y concluye: “las feministas abolicionistas son las únicas compañeras que tenemos en esta lucha”.


Con un guiño sororo y la promesa de seguir en contacto, continue andando entre todas las mujeres tratando de no desmayarme con el calor mientras continuaba con mi misión de conocer a tantas mujeres como fuese posible.

Sentía la responsabilidad de amplificar sus voces, algo que es el centro del trabajo de FiLiA, necesitaba que mis compañeras españolas fueran escuchadas por mis compañeras británicas, sentía la urgencia de que el feminismo internacionalista grite colectivamente, y quería contarles a todas las españolas el trabajo que hacemos en FiLiA , necesitamos todas nuestras voces, necesitamos todas nuestras historias, necesitamos que las mujeres no solo estén presentes en el mundo, sino que sean destacadas, escuchadas, elevadas, curadas, a salvo… ¡14 años! El eco de las palabras de Kamilla me apretaba la mandíbula al gritar las consignas, mis propias experiencias de haber estado quizá cerca de ese abismo me venían a la mente, recordando como de adolescente acudí a entrevistas falsas anunciadas apelando a mi ego incauto: “ buscamos bailarinas jóvenes, oportunidades para ser modelo" y a veces pienso que escapé por poco, no sé ni cómo…Pensaba también en cómo normalicé mi auto objetificación cuando a los 17 años bailaba como “go-go” en discotecas sintiéndome una diosa sin saber aún que los buitres sólo me veían como un trozo de carne…Y es que yo era hija de alguien que ya ni siquiera se sentía diosa y entonces pensé en mi hija, en nuestras hijas… Sentí que estaba a punto de desmayarme y salí un momento de la marcha para caminar por la sombra sintiéndome culpable, por no estar sosteniendo las pancartas, pero las lecciones de sororidad llegaron rápido y fueron muchas, una compañera me puso crema solar, mientras me llamaban acortando mi nombre en redes algo que me hacía gracia, y me cuidaron como si realmente me conocieran, "Matri, te estás quemando, ten cuidado", otra compartió agua, me preguntaban si estaba bien y si necesitaba algo. Sentí como si todas las hermanas que nunca había tenido estuviesen allí.

Y allí estaban.


Llegamos al final de la marcha y mujeres en representación de las 175 organizaciones de apoyo leyeron sus manifiestos y objetivos, la prensa hizo fotos, muchas. Y finalmente nos disolvimos de nuevo en el patriarcado, en las guerreras menos poderosas que nos hacen creer que somos. Sentí claramente que había perdido mi poder cuando me separé del grupo y me enfrenté a la gran multitud de hombres que se preparaban para sus propios rituales en torno a la final de la Liga de Campeones. Las manadas de hombres burlándose de mis colores y haciendo chistes sobre mi bandera, fue una bofetada de realidad, tan repentina y tan familiar, que tuve que refugiarme en un bar para descansar y comer algo. Me sentí débil de nuevo, como si Superman se hubiese caído en Krypton.

Busqué noticias en el móvil, fotos, y vi que apenas habían cubierto la noticia más allá de la ineludible obligación de informar sobre la noticia, lo Justo.


Mi entrevista y muchas otras nunca llegaron a la tele, el tiempo dedicado a nuestro movimiento y acción por parte de la prensa fue espectacularmente ínfimo.

La noticia, según los diarios, iba de una manifestación de 3.000 personas a 7.000 personas (nunca mujeres). Creo que la policía y la organización sugirieron entre 8.000 y 10.000. Las noticias a eso de las 4 de la tarde ya se habían trasladado con mucha rapidez a informar sin tregua sobre la final de la Liga de Campeones.

La victoria ya era de los hombres en las calles de Madrid, lo que me recordó el tuit del Centro Nacional contra la Violencia de Género en Reino Unido que decía: “No todo el mundo está deseando que llegue el partido de esta noche...

Los casos de violencia machista aumentan un 26 % cuando Inglaterra juega y un 38 % si pierde. “

Y también me recordó que el equipo femenino del Rayo Vallecano tiene un entrenador al que se le grabó animando a otros hombres a violar a las chicas del equipo, y recordándoles que fueran listos y esperaran a que tuviesen 18. A pesar de nuestras quejas diarias sigue en su puesto .


Algunos podrían pensar que no debería tener problema con los futbolistas, son héroes en nuestra sociedad, recientemente me invitaron muy amablemente a hablar con los niños y niñas de la escuela de mi hija en Escocia sobre profesiones. Muchos chicos me dijeron que querían ser futbolistas. Pero ninguno de ellos, niños o niñas me dijo que quería crecer para ser explotado.

Yo ahora elijo a mis héroes con cuidado y aunque no me gusta el fútbol me gusta mucho una futbolista española llamada Paula Dapena que se negó a ponerse de pie y rendir homenaje a Maradona, quien fue, según la evidencia fotográfica, un pedófilo y abusador de mujeres prostituidas.

Me gustaría que hubiese más niños y niñas inspirados en mujeres como Paula y menos en Maradona. Y como recordamos en nuestras consignas “la pornografía no es educación”. Y aunque como decíamos nadie nace para ser puta, unas son manipuladas para serlo y otros para aprender a violarlas.


Ninguna niña nace para ser puta, eso gritamos a todo pulmón pero nuestros pulmones parecen los de un pajarito en medio de un bosque en llamas.


Confieso que en ese momento mientras comía me sentí un poco derrotada y luego pensé, todo esto pasa con nosotras pidiéndole cuentas al patriarcado por sus crímenes, no quiero ni aventurarme a pensar cómo sería el mundo sin el feminismo.

Eso lo tuve claro. Y se volvió aún más relevante cuando aproveché el descanso para leer una entrevista con Kamilla Ferreira donde explicaba que la segregación de las mujeres en la prostitución era deliberada, y cómo mientras eran traficadas se les impedía aprender el idioma de las demás. Y pensé: “por supuesto, ese es nuestro poder, nuestras redes y nuestras voces”.


Nuestras redes son más que conexiones, son prevención, atención, oportunidad, seguridad y salud, siempre lo han sido y no debemos subestimarlas. Ahí está nuestra fuerza, ese es nuestro rugido en la jaula. Esa es la luz que nunca se apaga. Ese es el poder de todas nosotras, y de nosotras mismas.


Finalmente volvimos al punto de salida del autobús en pequeños grupos, y contando nuestras historias sobre cómo habíamos sobrevivido el calor. Subimos al autobús de regreso a las 5 de la tarde unidas en nuestro agotamiento, físico y emocional.

Pero con un sentido de fuerza en nuestro movimiento y objetivos comunes.

De camino a casa sentí que sabíamos un poco mejor quiénes éramos y por qué nos necesitamos unas a otras. Hablé ya con más calma con todas las mujeres del autobús y descubrí que eran mujeres de todas las edades, muchas con una larga trayectoria en el feminismo local de la provincia de Alicante.

Dentro de las instituciones, como académicas, como madres, como líderes de las nuevas generaciones, cuidando a las mujeres explotadas, yendo a tantas reuniones como pueden.


Feministas alicantinas abolicionistas

Les pedí que firmaran el cartel de la manifestación, para poder llevármelas conmigo de alguna manera.



Regresé a mi asiento y comencé a llorar, porque de repente me di cuenta, estas mujeres son de mi ciudad, muchas de ellas estaban ya allí antes de que yo naciera, y también otras como ellas, y no pude evitar imaginar cómo habría sido mi vida si mi madre o yo hubiésemos conocido a alguna de ellas antes.

Me alegré por las muchas niñas y mujeres cuyas vidas de alguna manera serán mejores al conocer a alguna de ellas, “mis compañeras”.

Porque el mundo, al igual que yo, es mejor gracias al feminismo, pero nacer mujer en un orden patriarcal sigue siendo un acto de resistencia y supervivencia. Y no nos detendremos hasta que todas las mujeres en todas partes sean libres y nazcan libres.



Estoy tratando de escribir todo esto durante una fresca mañana de lunes ya de vuelta en Glasgow y antes de que cualquier detalle de lo que importa se evapore, cuando un pequeño pero poético detalle se abre paso en mi mente, la manifestación comenzó en la fuente más famosa de España, Cibeles. La diosa Cibeles, a la que se asociaba principalmente con la fertilidad, pero también conocida por su fuerza salvaje y por curar y proteger a su pueblo durante la guerra.


Fui a Madrid sintiendo que cruzaba algún tipo de frontera feminista, intentando conectar países. Ahora siento que mi identidad como mujer y feminista es clara, tan clara como siempre. Soy una mujer en un mundo patriarcal y me defenderé y defenderé a mis hermanas en cualquier parte de las injusticias que sufrimos individual y colectivamente. El feminismo es universal y atemporal, como lo es nuestra lucha.


Y después de aquel día en Madrid diría que estamos más conectadas de lo que nunca lo hayamos estado en nuestra historia feminista.


Cuando acabo de escribir este texto, llegan noticias de España anunciando que el PP apoyará al PSOE en la votación de una ley abolicionista, la prensa ha recuperado a toda prisa muchas más fotos de la manifestación del sábado para hablar de cómo podría ser una realidad que para el 2023 se castigue a proxenetas y puteros así como a quienes regenten clubs y pisos con fines de explotación sexual.

Lloro de nuevo.

Yo sólo veo diosas.





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